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Sinastría: el arte de la alquimia vincular

Foto del escritor: Flor CristaldoFlor Cristaldo

Desde la antigüedad se ha utilizado el estudio de la compatibilidad de cartas para elegir a las personas adecuadas para el matrimonio, como por ejemplo sucede en India. Lejos de buscar la compatibilidad a nivel sexoafectivo, dicho método se ha utilizado con fines sociales, políticos y económicas, basado en los acuerdos diplomáticos entre familias.


Casarse por amor es un fenómeno relativamente nuevo si pensamos en el trasfondo histórico que tiene el matrimonio y las uniones entre personas.


En la actualidad, no muy lejos del uso que le dieron nuestros antepasados, se puede observar cómo se utiliza el estudio de compatibilidad de cartas como un “tinder bizarro de energías cósmicas”, una suerte de querer zafar del destino ( ¿ eligiendo a la pareja ideal?) o peor aún, controlarlo.


Símil a lo que sucede con muchos astrólogos predictivos, quienes buscan el “mejor lugar para que sus consultantes pasen el cumpleaños y así lograr una mejor carta de revolución solar”; se puede caer en la trampa de pretender pre-determinar qué tipo de vínculo es mejor para una u otra persona. Buscando la pareja ideal, la sinastría más armoniosa, la mejor compatibilidad para asegurar una sexualidad gloriosa.


Pero en realidad, el estudio de sinastría tiene un trasfondo transpersonal mucho más abarcativo que la simple búsqueda de la “pareja perfecta”. No podemos negar que el hecho de coincidir y encima resonar, con un/x otrx por fuera de la familia de base, lleva implícito un misterioso objetivo o fin.

De todos lxs millones de personas que vivimos en el planeta tierra, nos sincronizamos con ¿solo un 1% de la población? Y hasta creo que estoy exagerando.


Para que se produzca la sincronización de dos cartas si o si tiene que haber un vínculo energético que permita dicho enlace. Un lazo entre los campos electromagnéticos que permita la resonancia o no. Pues, como un rompecabezas vibracional nos vamos encastrando en esta gran red sistémica humana.


Somos una partitura musical constelada.


Hay en estos lazos que se sincronizan una coherencia matemática caleidoscópica que muchas veces existe más allá de la razón y, por ende, a veces se nos aparece como extraña para los ojos del ego. ¿Por qué siempre atraigo los mismos aprendizajes vinculares? ¿Por qué siempre piso el palito con las experiencias similares?


El punto de partida para cualquier estudio de sinastría es el análisis de la carta astral de cada unx de lxs involucradxs, ya que cuando se pretende estudiar un tipo particular de relación, es necesario analizar ambas cartas.


La técnica de sinastría más usada, consiste en comparar las cartas de nacimiento de dos personas para observar los aspectos angulares que realizan los planetas cuando superponemos las cartas entre si. De esta superposición podremos intuir ciertos mecanismos de acción vincular, afinidades, puntos en común o conflictos.


Existen muchos tipos de estudios de sinastría, pero el que más me llama la atención es el estudio llamado “compatibilidad de puntos medios” que se calcula de la combinación de dos cartas natales. Cada planeta en la carta compuesta está en el punto medio entre sus posiciones en ambas cartas natales, generando una nueva carta natal vincular.


Por ejemplo: Si tu Sol se encuentra en 15° de Libra y el de tu pareja lo tiene en 20° de Acuario, el punto medio para esta nueva carta seria con el sol en 17°/18° de Sagitario. Este estudio simbólico (el cual investigo desde la adolescencia y no deja de sorprenderme) tiene la particularidad que ciertos planetas pueden hacer aspectos que no serian posibles por sus orbitas. Por ejemplo, podemos encontrar una oposición entre Mercurio y Venus en una carta compuesta de puntos medios.


Lo más importante a la hora de realizar el estudio de la carta en conjunto de dos personas, es la comprensión profunda del entramado vincular en el juego de luz, sombra y proyecciones que realiza la consciencia en la propia carta natal.


La mayoría de las veces, los vínculos que se generan resuenan con el propio código, a través de las particulares combinaciones que tenemos entre planetas, signos, casas y aspectos.


Muchas veces se dice que la Carta Natal es el mapa de “lo que soy”, pero en verdad, “lo que soy” no está escrito en ninguna parte ni tiene mapa alguno, pues lo que somos es un entramado muy complejo y misterioso, un laberinto que oculta lo intricado de la relación entre la luz y la sombra, entre el adentro y el afuera, entre el ”yo” y los vínculos.


Dado que todos los signos, planetas y sus interrelaciones son energías potencialmente contradictorias y que muchas veces se manifiestan de formas opuestas, la consciencia de cada uno de nosotros tuvo que alcanzar un mecanismo de compensación pendular y polarizado, para poder sobrellevar la tensión interior que generan aquellas energías con las que no hubo identificación, y que suelen manifestarse en forma de Destino.


Esta es la llave del conocimiento astrológico: el adentro y el afuera son parte uno mismo.


Llevándolo a un ejemplo concreto: si en mí carta natal tengo un registro del elemento aire en sombra, pues me identifico con el agua ( registro emocional, subjetivo, intuitivo, viceral, introspectivo) y llega a mí vida una persona con una fuerte identidad en el elemento aire ( el mundo de las ideas, los conceptos, la objetividad y la comunicación) es natural que se proyecte una tensión vincular. El otro me trae una información que no estoy pudiendo introyectar en mi y así, criticaré y señalaré en esa persona por " su exceso de frialdad y poca emocionalidad". Mientras que la persona con fuerte identificación en Aire y quizás el elemento agua en sombra, dirá que yo soy muy emocional y que no puedo objetivizar mis emociones para desapegarme y entenderlas racionalmente.


Cuando señalo a un otrx con mí dedo índice, al mismo tiempo, el dedo medio, anular y meñique, están señalándome a mí.


Por ende, lo primero que hace todo vínculo significativo es revelar las proyecciones mutuas.


Muestra la estructura del juego de luz y sombra, consciencia- inconsciencia; de mí carta natal y del/a otrx, y en algún punto, cada encuentro es una co- creación de destino que nos acerca a la actualización del núcleo del propio Si mismo.


La gran paradoja que vivimos como humanxs parados desde el ángulo de percepción de la personalidad, está relacionado con la incapacidad de ver este entramado vincular, cortando el proceso antes de que se genere la alquimia profunda.

Cómo decía Jung: "el encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman"


Es así, que el primer lugar a donde podemos buscar y reconocer estar dinámica es en nuestro árbol genealógico.

Con las sinastrías de nuestro árbol generacional podemos observar los vínculos de luz y sombra, identidad o no identidad de los diferentes núcleos en las cartas de nuestros ancestros y como se van organizando según temáticas generacionales.


Somos un instante, un tránsito único en la carta de nuestros padres y a su vez ellos lo son de los suyos.


Un fractal de instantes sincrónicos.


Florencia Cristaldo

OKEA - Centro de Estudios de Lenguajes Simbólicos



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